La despedida a Kirchner, por un kirchnerista

Ayer, minutos después de que se conociera la muerte del ex presidente recibí en mi mail un mensaje de un amigo de los que más defendía al kirchnerismo cuando nos poníamos a discutir sobre política.

El mensaje está tan escrito desde el corazón y emocionó a tantos amigos no kirchneristas que le pedí permiso para publicarlo porque me pareció, incluyendo a todos los movimientos que apoyaban a Néstor Kirchner, de lo más honesto que leí en las últimas horas.

Ahí va:

Vamos a despedirte, vamos a llorarte, vamos a estar tristes, muy tristes. Vamos bancar a Cristina, vamos a ir a la plaza, al Congreso, a Calafate si es necesario. Vamos a reivindicarte con alegría, vamos a repetir: “bajó los cuadros de los milicos, renovó la Corte, Aerolíneas, las AFJP, la asignación universal por hijo, el matrimonio igualitario…”.

Vamos a recordarle a todos que nos devolviste la política. Vamos a ponerte en las banderas, en las remeras, vamos a hacer pines con tu cara, calcos, carteles, sténciles. Vamos a a contarle a toda América Latina, al mundo, quién eras, aunque ya te conocen, claro. Vamos a hacer un musical, si fuese necesario. Vamos a idolatrarte, vamos a hacer todo diciendo “Es lo que Néstor hubiese querido”. Vamos a ser kirchneristas de izquierda y de derecha, vamos a reclamarnos “kirchneristas de Kirchner”, no como los otros. Vamos a hacer cualquiera, eh, pero cualquierísima, y vamos a decir que lo hacemos por vos.
Vamos a transformarte en el mito político de los próximos años, las próximas décadas. Vamos a ser kirchneristas hasta que la muerte, Néstor, nos lleve con vos.

¿Te acordás cuando bajaste, ya de madrugada, a votar el matrimonio igualitario? ¿Te acordás que te grité “Gracias, Néstor”? Bueno. Hoy no te jodo mucho, porque andás muy solicitado. Sólo quería decirte, otra vez:

Gracias, Néstor.

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  1. Cito textual al psicoanalista, Dr. Carlos Norberto Mugrabi

    “Otra Muerte
    Para el pensar neurótico y unidimensional, sólo existe La muerte, como única y
    soberana.
    Pero, a no dudarlo: ¡Existen Las Muertes!
    En la dramática subjetiva, vale decir, en la existencia concreta de alguien, acontecen
    variados y heterogéneos modos de morir.
    Resumidamente, se puede morir de una manera boba –a imaginar por cada quién-; o
    bien, morir de un modo trascendente. Esto último sucede cuando la interrupción de la vida
    de alguien resulta coherente con la concepción ética o moral –por qué no- que se haya
    sustentado; en estos casos la muerte es una parte necesaria –paradójicamente- de la
    trama del deseo, en la vida del que fuere.
    Descubrir que la muerte hace a lo constitutivo del deseo equivale a afirmar que no hay
    una única muerte para todos sino la que vaya a ocurrir en cada quién.
    Leer con el deseo conduce al amor. Amor que se refiere no tanto a un sentimiento sino a
    una decisión.
    En este sentido, el amor es algo que se debe probar o demostrar, como el pago de un
    tributo o un impuesto; o la validez de una hipótesis.
    Un don de amor puede ser dar la vida.
    Entonces, perder la vida por una causa –concordemos o no con ella- equivale a dar dichas
    pruebas, requeribles en el proceso de amar.
    Los testimonios fueron más que suficientes para juzgar como
    trascendente la muerte de Néstor Carlos Kirchner: su salud personal no tuvo ningún
    privilegio respecto a cómo fueron concebidos por él los asuntos políticos; recibieron el
    mismo trato.

    Dr. Carlos Norberto Mugrabi”

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